Sunday, October 30, 2005
Magik Markers – I Love My Guitar, etc. (Ecstatic Peace/Apostasy, E#100e/APO16/APLP2, 2004)
Ante la insufrible oleada de bandas pseudo no-wave que inunda la radio ‘alternativa’ a nivel mundial, no podía dejar de faltar un fenómeno diametralmente opuesto a las azucaradas pretensiones de los cientos de copycats de Blondie, Talking Heads y Liquid Liquid. Afortunadamente, en el podrido corazón de la gran manzana han ido germinando flores oscuras e intensas tormentas sonoras. Como una bizarra cruza entre los momentos más salvajes de Birthday Party, Swans, Teenage Jesus & the Jerks y Sonic Youth, The Magik Markers se perfilan como los más precisos apoderados de la genuina rabia citadina.
Desde ya hace algún tiempo los Markers han venido ofreciendo una serie de conciertos brutales y presentando una serie de esporádicas y limitadas grabaciones en formato de cdr gracias a la fascinante y joven Apostasy Recordings, también casa de Son of Earth y The Believers entre otros. Sin embargo, no es sino hasta ahora que presentan su primer lp ‘en forma’, colaboración directa entre la titánica Ecstatic Peace y la mencionada Apostasy, y, en él, desde su título,‘I Love My Guitar, etc.’, despliegan toda su metralla de cinismo y neurosis.
Varias, muchas cosas son notables de los Markers: su fuerza, el desgarbo con el que atacan sus instrumentos, la consistencia y certeza de sus cortas canciones. Como en todo buen power trío –juar juar- los roles deben ser brillantes en cada caso; la titánica labor de la bajista Lena, tratando de dar filo a las desgastadas cuerdas de su instrumento mientras sostiene a la bestia que es la banda y la mantiene en su lugar, la actualización vocal de Kat Bjelland por parte de Elisa con su vigor insuperable y su guitarra amoratada suplicando piedad, la locomotora del otrora meditativo y mesurado Pete Nolan, aporreando platillos y cerrando tiempos con su chipoteada tarola.
El primer lado de ‘I Love My Guitar, etc.’ está grabado en el mismo‘Big Book Room’ donde los Double Leopards grabaron tanto su clásico ‘Halve Maen’ como su más reciente ‘Out of One, Through One, Into One’, y la grabación corrió a cargo de Samara Lubesky, quien por cierto acaba de tener su debut en Eclipse. Su primer corte, ‘I Trust My Guitar Etc’ suena francamente como una guitarra desafinada y agraviada corriendo apenas a tiempo tras una poderosa sección rítmica. Tras instantes de escuchar este primer corte, parecen evidenciarse las sucias intenciones de la banda: transgredir retomando el pasado, pero sin un sólo dejo de nostalgia, en una actualización que no resulta en absoluto mimética ni sentimentaloide. ‘Morris House’ es un soliloquio furibundo, virtualmente irrepetible y trunco. ‘Most Beautiful City’ es la oda que los Magik Markers le ofrecen a New York. En ésta, las vocales de Elisa parecen un tanto más contenidas, no así la lira, que sigue exactamente el mismo sendero de destrucción.
Es inevitable pensar por momentos en Iggy Pop y sus Stooges al sentir el arrojo con que esta banda se mueve. ‘Five Dollars’ y ‘Dreaming of Vegas & Pussy & Victory’ son puro punketismo pulsante y estridente, como los Pixies a mil por hora.
El arriesge más pesado al que cedieron los Magik Markers fue hacer que la última pieza del disco, ‘Straight A’s in Love’, cubriera la extensión de una cara al completo, en pleno palomazo que va del frenesí a la hueva en cuestión de segundos, demostrando nuevamente que el trío no tiene intención de mostrar la más remota complacencia hacia ningún ser humano que pueda toparse con ellos. Afortunadamente, queda demostrado que las intenciones de estos tipos jamás serán buenas. Después de todo, qué puede esperarse de una banda que tiene letras como ‘all I want is to get my pussy sucked’.
Finalmente, cabe subrayar que el extenso valemadrismo que se refleja en la crudeza de las piezas es seriamente contrastante con el cuidadoso trabajo de fotografía que adorna, en cuatro paneles, a este álbum. Estas imágenes muestran, en un bello paisaje al atardecer, la naturaleza arquetípica de cualquier banda de este calibre o hechura: es decir, tres güeyes rajándose el hocico. Fenomenal. La edición incluye un booklet numerado con poemas inspirados por las presentaciones y la música de los Markers, escritos por Byron Coley, Thurston Moore y Matthew Wascowich y con un par de ilustraciones de Dylan Nyoukis, y una calcomanía. Toda una joya de antología por este fantásticamente obsceno grupo.
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