Wednesday, December 29, 2010


Kevin Drumm - Sheer Hellish Miasma (Editions Mego, eMEGO 053V, 2010)

Cuenta la leyenda que, a pesar de que su autor ya contaba con una sólida reputación desde finales de los noventas en el circuito elctroacústico, "Sheer Hellish Miasma" surgió como de la nada, invadiendo las mentes de más de uno y desmoronándolas a placer. Este trabajo, tan difícil de encontrar en estos días, ve su primera edición en formato de vinil en este agonizante año y quién mejor para tener el honor que Editions Mego, heredera del catálogo y la labor de su alma mater, la original Mego.
Desde el momento que inicia la gigantesca "Hitting the Pavement" con toda su carga física revolviendo por los aires uno sabe que el vinil fue una excelente decisión. El crudo y lento fluir de capa tras capa de feedback reptando como veneno a través de las bocinas evidencia el perfecto control que Drumm ejerce, haciendo uso de aquella incontrolable combinación de guitarra y distorsión al tope frente al amplificador. El vaivén estertóreo de este tema es portentoso y angustiante, sofocando las frecuencias y anulando, estrangulando tus pensamientos. Un tema bello y terrible, que haría llorar de miedo a cualquiera de los trabajos de Sunn O))).
Su continuación, la portentosa "Inferno" queda dividida en dos partes, cada una de la extensión de la cara de un disco. La primera expandiéndose a lo largo de la cara B es una iracunda, frenética descarga de feroz ruido, donde el feedback guitarrero hace frente a los extraños embates en trompeta de Greg Kelley y a la electrónica analógica y digital del propio Drumm. La contundencia de esta pieza yace en los rasgos compositivos de la misma; a pesar del despliegue casi pirotécnico de bleeps y frecuencias encontradas, se encuentra siempre presente un tema establecido por los monotonalismos de Kelley o por los cacofónicos loops de Drumm. Estos temas, a su vez, pasan de poseer cualidades casi acuáticas a volverse tan cerrados como barreras de concreto, haciendo que, hacia la mitad del tema, no quepa absolutamente nada más que la sofocante densidad de las asfixiantes dinámicas industriales de Drumm. La cara C comienza en el cenit del tema, donde toda la tensión queda capturada en una gigantesca muralla de ruido. La evolución de la pieza ve un descenso lento pero constante de ese ápice sónico, la guitarra de Drumm, rayana en lo melódico y ciertamente en lo rítmico, se conjuga con el torrente en descenso de la estática amplificada mientras juntos se dejan caer hacia la inmanencia. Al final sólo sobrevive el crisol generado por los colores de la guitarra y un cierto y preciso final, indicativo del enorme control de su creador.
"Cloudy" sigue, como un lejano precedente a los recientes trabajos que han caracterizado la más reciente etapa en la carrera de Drumm, un tema droner/ambient brumoso, de movimientos parsimoniosos y furtivos, tan inquietante como dulce; un epílogo, que, como se verá a continuación, queda ahora mal ordenado.
La controvertida "Impotent Hummer" inaugura la última cara de este trabajo. Éste fue un adendum colocado como primer tema en la reedición en cd de este trabajo en 2007. Su sustancia, de una naturaleza relativamente menos contundente que la de las demás, se decía interrumpía la cualidad tempestuosa de la secuencia original. En lo personal, a mí me parecía un buen preámbulo, y qué más, en el vinil, la encuentro fabulosa, caracterizada por una cualidad cuasi oceánica que está evidentemente ausente en los demás temas. Además, para ajustarse a los tiempos del vinilo, la organización original de los tracks ha sido totalmente desarticulada, así que no hubiera tenido ningún sentido dejarla fuera de esta edición.
En donde puede observarse más claramente las consecuencias del reacomodo de los tracks es en el útimo corte, "Turning Point" y en la ya mencionada "Cloudy," la cual inicialmente cerraba el disco. "Turning Point" queda relegada de su labor como abridora para convertirse en el punto final de esta edición, con su esquizofrénico beat, que inicialmente indicaba la demencial pauta a seguir. Esta brutal pieza, sumida en una gravedad pesadísima, queda desgraciadamente convertida en un aperitivo mal colocado, pero ni hablar, algunos sacrificios debían hacerse para conseguir el cambio del formato.
Como podrá inferirse, el gran inconveniente de esta reedición, prácticamente idílica, de "Sheer Hellish Miasma" es la secuenciación de sus temas. Pero si uno está dispuesto a permitir esta invasión a la memoria -o si se trata de la primera vez que se uno se encuentra con este trabajo-, entonces se trata de material absolutamente obligatorio: probablemente el mejor disco de Drumm y sin duda uno de los mejores de la década pasada. (S.S.)
Airway / Hijokaidan (Harbinger Sound, HARBINGER099, 2010)

El noise no surge de la nada. Existe una historia del noise, a pesar de que ésta sea insistentemente ignorada o erosionada por generalidades y la falta de convicción de muchos pretendidos ruidistas, evidenciada en su ignorancia con respecto a dónde y cuándo origina lo que dicen interpretar. Cuando se habla de los combos y artistas que formalmente crearon las primeras entregas y registros de noise como subcultura -con lo cual no me refiero ni a Russolo, Xenakis, Stockhausen, ni a ningún otro tipo de artista culto- generalmente tiende a señalarse a Lou Reed con su sobadísimo "Metal Machine Music," a las primeras presentaciones y sus registros de Borbetomagus, e incluso a los primeros trabajos de Boyd Rice. Pero de acuerdo con el que muchos consideran el padre del noise japonés, Jojo Hiroshige, el gérmen del noise verdaderamente surge con Airway, la multiforme, infernal orquesta que en los setentas desencadenara la Los Angeles Free Music Society (LAFMS).
Airway solamente editaron un disco, el volcánico "Live at Lace," y éste apenas ha contado con tres ediciones oficiales -limitadas-, pero ha poseído el ímpetu de contagiar a generaciones enteras de su febril poder y locura. Hoy, 32 años después de su primera publicación, Airway celebra con una nueva edición en vinil el aniversario de este documento. Asimismo, LAFMS celebró su propia existencia e influencia con The Lowest Form of Music, un magistral evento en Londres que comprendió una serie de conciertos, charlas y otras actividades, en las cuales, además de contar con presentaciones de bandas y artistas clave de esta organización, como Smegma, John Duncan, y Tom Recchion, se contó con la presencia de admiradores de la talla de Raionbashi y Kutzelina, Incapacitants, John Wiese y, por supuesto, Hijokaidan.
Estando tan lejos, la única forma en que me pude hacer partícipe de esta celebración fue adquiriendo este disco, inicialmente limitado para su venta exclusiva durante el evento, pero que afortunadamente ha logrado colarse a tiendas alrededor del mundo. Este documento presenta a los iniciadores del noise, Airway e Hijokaidan, unidos en una orgía absoluta de distorsión, retroalimentación, gritos, espasmos, electrónica e instrumentos torturados que se extiende lo suficiente para proveer suficiente evidencia del porqué la génesis del noise, como tal, ocurrió.
El primer combo en ofrendar sus delirantes sonidos en este vinilo es Airway con un tema en vivo capturado durante el concierto que dieron en el Gramercy Theatre de Nueva York el 22 de octubre de 2009. La alineación que se presentaría en esta ocasión fue simplemente enorme: Rick Potts, Dennis Duck, Aaron Moore, John Duncan, Linda Pitmon, Fredrik Nilsen, Joe Potts, Tom Recchion y Vetza. Esta sensacional orquesta centra la mayor parte de su set en una infecciosa descarga rítmica, con percusiones que van construyendo dinámicas en las cuales la potencia y la intensidad reinan. Las contagiosas líneas de un bajo se entrelazan con una rítmica predominantemente grave y constantemente explosiva, como la de Swans o la de Pigface en sus mejores momentos, dando espacio para deambular a los gritos y los alientos free-jazzeros. La contundencia de la pieza, sobre todo en sus primeros minutos es fascinante, con su energía motórica esparciéndose y llenando el espacio por completo.
En este corte, difícilmente queda algo de la abigarrada abrasión que caracteriza a "Live at Lace," restando, en vez de ello, una paquidérmica mole de sonido, precisa y contundente. Sin embargo, en la inigualable capacidad de Airway de encapsular el caos y hacerlo funcionar gracias a una dependencia plena en la intuición y en la necesidad de empujar los límites hasta donde se dejen arrastrar, puede rastrearse, inequívocamente, el gérmen que dio sentido e inspiración a los primeros e incomparables primeros artistas del noise, como Hijokaidan e Incapacitants.
Hijokaidan pueden leerse, en su contribución a este álbum, como el reflejo perfecto de Airway, llevado a las extremidades que tan a destajo tienden a explorar los japoneses con su ruido. La alineación de Hijokaidan en esta ocasión es perfecta, sin más: además de Jojo Hiroshige, Junko y Toshiji Mikawa, se encuentran Fumio Kosakai y Sabu Toyosumi, legendario baterista nipón que ha colaborado con Arthur Doyle, Keiji Haino y Makoto Kawabata entre muchos otros. Desde el momento en que entra el audio es difícil no rendirse ante el muscular, brutal ruido que sostienen. Ante este ímpetu es inevitable preguntarse, como el mismísimo Haino le dijo alguna vez a Hiroshige, si tanta potencia no acabará por consumirse a la brevedad. Pero no, entre los embates musculares de la improvisación libre de Toyosumi, surgen y persisten hasta el final los aullidos de la guitarra de Hiroshige y los gritos de Junko y la electrónica sórdida de Kosakai y Mikawa, todos, como si pertenecieran a confines inmemoriales de un ruido cósmico infinito. Si bien se trata de un tema mucho más articulado que usualmente -sobre todo gracias al consistente trabajo percusivo-, este corte es pura adrenalina electrónica, caos y éxtasis.
Este lp, editado en la clásica Harbinger Sound, es una excelente oportunidad para gozar del frenesí alquímico de estos dos monolítos del ruido y la música experimental como se debe hacerlo, en vinil. Fenomenal. (S.S.)

Sunday, December 19, 2010




IRM - The Cult of Young Men (Annihilvs, APEX005, 2007)

IRM es uno de los más interesantes proyectos en emerger de los submundos industriales nórdicos durante la parte final de la década de los noventas. De manera por demás escueta, el objetivo de IRM, dice Erik Jarl, fue inicialmente el de establecerse como un proyecto de power electronics, una alternativa a los más tóxicos ambientes que exploraría con su otro proyecto, Jarl. Y efectivamente, IRM adquiere su fundación en la configuración más esencial del p.e.: Jarl interpreta una electrónica agreste y asfixiante que es complementada por los gritos repletos de flangers y delays de Martin Blahd. Dos personas -solamente- dando forma a pesadillas sonoras en el molde del género que pretendían representar.
"The Cult of Young Men" es muestra explícita de cómo IRM logra dibujar una complejidad inusual en sus trabajos operando desde un género que tiende a ser visto como uno severamente limitado. Este álbum es una suerte de pesadillesca banda sonora que desanda una extensa variedad de oscuros y decadentes caminos sónicos. La temática es dictada por Bladh, quien, con un evidente influjo del accionismo vienés, estudia lo humano desde su muy peculiar visión del cuerpo, vuelto mero recipiente de impulsos y pasiones que poco tienen que ver con la racionalización. Crucifixiones, mutilaciones autoinfligidas, extirpaciones y procedimientos quirúrgicos tienden a ser algunas de los procesos que Bladh explora en su discurso desesperado y violento.
Jarl, por su parte, genera un complejo tejido aural que combina masivos momentos de inmanencia sónica con los recurrentes elementos que caracterizan al industrial escandinavo: atmósferas gélidas, pulsaciones en vez de percusiones, sonidos sintéticos ríspidos y ferrosos. "Stage of Crucifixion" y "Euphoria" son ejemplos idóneos de esto, con sus rítmicas maquineras, pesadas y lentas, forjando cuadros sólidos, exactos, perfectamente delimitados ante cuya falta de variaciones se vuelcan las palabras de Bladh. Otras piezas se salen un tanto de esta dinámica, gracias sobre todo al inédito empleo de drones del que IRM echa mano en esta ocasión. "Aktion Anthem,""The Cult of the Young Man" y "Limelight" evidencian la particular persistencia de este elemento. La disposición de estos temas acusa una obvia alternancia con los temas más típicamente apegados al modelo estereotípico del p. e., otorgando un cierto balance y una fluidez cuasi-cinematográfica al total del álbum.
Los temas que rehuyen el patrón del álbum son "Here Are the Young Men," inusual y potente cover de Joy Division, que se siente perfectamente integrado en el lenguaje caústico de IRM y la rendición en vivo de "Sebastian," tema que cierra su anterior obra, el magnífico y colosal "Virgin Mind." Una versión más de la canción de Joy Division cierra el álbum, aunque en este caso se trata de una bastante -más- inusual, que incluye el empleo de algún piano y una vocalización mucho más clara de lo habitual para esta banda.
"The Cult of Young Men" posee muchos elementos que harán -y han hecho- protestar a los puristas: el empleo de motivos característicos del accionismo le ha costado al trabajo de Bladh haber sido calificado como "accionismo light" en más de una ocasión; asimismo, los temas explorados en sus álbumes han sido acusados de ser un tanto artsy en un movimiento que tiende a renegar de las faltas de convicciones en el arte contemporáneo y en la de sus medios de expresión y difusión. Con todo eso, es innegable que este álbum ofrece una contribución sumamente personal y consistente a un género sumamente cerrado. La calidad del álbum en grabación, composición y mezcla reitera el evidente compromiso que IRM tiene con su trabajo; después de todo, uno no debe andarse cortando miembros o bañándose de sangre para hacer buenos discos.
"The Cult of Young Men" es un gran disco pero no es un disco para cualquiera: sus atmósferas sofocantes, su registro, constantemente bordeando en el ruido, y sus hipnóticos paisajes de sonido generan pura tensión contenida. Si eso es lo tuyo, adelante, no quedarás decepcionado. (S.S.)

Monday, December 13, 2010

RUIDO HORRIBLE presenta: CONCIERTO DE SORIAH y VERTEX GERM

MIÉRCOLES 15 DE DICIEMBRE, 19:00. ENTRADA LIBRE


Soriah es el proyecto del músico y performer Enrique Ugalde, quien practica música experimental con tintes ambient y rituales. Sus presentaciones generalmente incluyen elementos de danza Butoh, performance, electroacústica y, de manera muy prominente, canto tuvano. Enrique ha practicado este arte de forma extensa a lo largo de su carrera, la cual se extiende a través de diez años, y cuatro producciones de larga duración: Ofrenda...s de Luz a los Muertos, Chao Orgánica in A Major para la disquera de Portlands Beta-Lactam Records, Marakame para Ruido Horrible y su colaboración con Ashkelon Sain, Atlán, para la disquera estadounidense Projekt. Durante su carrera, Soriah ha realizado colaboraciones en vivo o en estudio con artistas como Perry Farrell (Jane's Addiction), Psychic TV, The Dresden Dolls, Blixa Bargeld (Einstürzende Neubauten), The Legendary Pink Dots y Jarboe (Swans) entre muchos otros.

Para más información, (en inglés):

http://soriah.net/
http://www.myspace.com/soriahmusic
http://www.mynewsletterbuilder.com/email/newsletter/1410228333

Vertex Germ

Vertex Germ es un elusivo dueto proveniente de Puebla, México, que basa sus delirantes composiciones en el ambient, el noise y el glitch. Sumamente influidos por la cultura ritualista mexicana, Vertex Germ apenas ha hecho contadas apariciones en vivo y publicado tres trabajos, Alphatoxin para Ruido Horrible, un split llamado Día de Muertos junto a Vulgar Disease y el proyecto audiovisual Siddharta. Para esta presentación, Vertex Germ propone un trabajo audiovisual inquietante e hipnótico.
A continuación, una muestra del trabajo audiovisual de Vertex Germ:

http://www.archive.org/details/VertexGerm-Siddharthavideo

Durante el evento estaremos presentando los más recientes trabajos de ambas agrupaciones así como títulos selectos del catálogo de ruido horrible. La entrada es libre.