Tuesday, June 30, 2009

Tydish/Maaaa - Enjoy (Triangle Records, TR-20, 2007)

Tydish probablemente creen el más demencial power electronics que haya escuchado. Este dueto proveniente de Anapa, Rusia parecen no estar interesados absolutamente en espantar o en sonar difíciles, su enfoque, combinatoria bestial de dinámicas punk, obliteración harsh y power electronics, les hace ser así, sin siquiera tener que intentarlo. Alternando con el también dueto ruso Maaaa, esta combinación de bandas procrea un disco híbrido mezcla de alta tensión e ingenio estructural. Los cortes por banda son 11, conformando un total de 22 piezas cuya mayoría no rebasa los dos minutos y medio.
Empleando todo tipo de elementos, desde guitarras y vocales hasta efectos al tope, Tydish hacen de su ruido una inentendible y enérgica masa de capas que se ve constantemente complementada por los estruendosos rugidos del vocal. Totalmente olvidados están los elementos industriales habituales: las atmósferas oscuras y los samples con referencias a la cultura post-industrial. En vez de eso, sus cortes están repletos de momentos de explosión, tensión y caos.
Por su parte, los cortes de Maaaa son frenéticos y filosos, prestos a perforar oídos a por mayor. "Yuyu" siendo el corte central -el único que supera los cuatro minutos- es el que conlleva más recursos. Su borboteante empleo de altas frecuencias e insospechados cambios hacia momentos de más intrincados embates genera una tensión difícil de equiparar. Los posteriores cortes, todos fincados en exactamente 12 segundos de duración, son apenas un resuello distante de la brutalidad de este corte.
"Enjoy" es un trabajo frugal y visceral que no sólo comunica horrores sino que también busca trabajar el lado más catártico y divertido del ruidismo. Explosivo. (S.S.)


Animal Machine - Live at Fluc (Kjøkken, Kjøkkenguiden 101, 2009)

Desde el principio de su actuación, la consigna de Animal Machine parece ser la de tirar el edificio a base de pulsante ruido grave. Como se sabe, una de las cosas más difíciles de representar en una grabación en directo es la vibración ambiental. Y si esto no es lo que se ha representado aquí, quién sabe de que demonios se trate, puesto que los primeros minutos de la grabación están precisamente subordinados a las trepidantes pisadas de sus enormes animales electrónicos. El parcial descuido a las tonalidades altas resulta irrelevante ante la vehemente sacudida. Esto no es abrasivo sino enorme, atemorizante.
Bordeando en los doce minutos, el primer corte pierde un poco de su ímpetu, pero esto no implica mucho ante la ensordecedora exploración de segmentos graves y el posterior embate de distorsión. Le siguen descargas de ruido industrial a un nivel más moderado que poco a poco van diluyendo la pieza, hasta conducirlo a un final más modesto.
Para el encore, Animal Machine recurre a un corte más obviamente harsh, aunque cerrando con una curiosa toma por encima del "My Way" de Sinatra, lo cual parece al mismo tiempo sorprender y hacer feliz al público. Buen final para una presentación larga y consistente.
Como dato curioso, cabe señalar que en algún momento la grabación es interrumpida por la negociación de la mercancía de los artistas. Aunque algunos podrían molestarse, a mi me causó bastante gracia. De cualquier modo, tras escuchar el total del corte, entenderán porque éste no se debía editarse. (S.S.)

Monday, June 29, 2009

Aaron Dilloway/Nate Young - Red Stone Massacre (Utmarken, Utmarken#24, 2009)

Aaron Dilloway regresa a su trabajo con loops y medios no convencionales en esta grabación, la cual se realizó en Gotemburgo, Suecia este año, como parte de su tour europeo. Impedida en gran medida por la internacional, fastidiosa actitud del público -quienes aparentemente las más de las veces prefieren conversar a observar/escuchar a los actos presentándose aquí y en China-, la primera parte presenta los habituales loops de naturaleza incidental de Dilloway. A partir de esto, la presentación sube de tono, aunque conservando las características circulares. Poco a poco, las selecciones se vuelven cada vez más agresivas en cuanto a sus representaciones de feedback y distorsión pero sin dejar de lado el aspecto experimental con la inclusión de sampleos de -lo que parecen- voces procesadas. Hacia el final de la pieza, como podría esperarse, la idea de composición se ha volatilizado y sólo quedan los enormes deslaves de corrosión sónica a los que Dilloway nos ha acostumbrado. Una pieza de difícil secuencia ante una audiencia, también, difícil. Pero al final el ruido vence.
Para la otra cara se presenta el ex-compañero de Dilloway en Wolf Eyes, Nate Young. Desde el principio, éste comparte mi fastidio gritándole a la gente que se calle, ante lo cual recibe gritos, no sé si de aprobación o de confrontación. La falta de comunicación es más que obvia. El gritante de Wolf Eyes presenta un corte largo empleando sus recursos habituales: algún sintetizador vintage y electrónica casera. Los sonidos que ejecuta recuerdan bastante a lo que hace con Demons o con Hatred, pulsiones profundas y tenebrosas complementadas por sus -en este caso no muy buenas- vocales.
Al igual que Dilloway, Young se ve en buena manera diezmado por la indiferencia del público. Pero como traen reportes desde Polonia hasta los Estados Unidos, se sabe que esto es un fenómeno común: la actitud de la gente no siempre es la mejor en este tipo de eventos. Las reacciones de ambos -uno presentando un set demasiado corto y el otro regañando a la gente- son perfectamente entendibles, aunque quizás no las mejores. El material es correcto, la calidad de grabación bastante buena, la cuestión es ¿realmente habrá valido la pena documentar esto?
(S.S.)
TwistyCat - Bore Hole (Baked Tapes, BT012, 2008)

TwistyCat es un dueto compuesto por Lea Bertucci y Ed Bear en saxofón barítono y clarinete respectivamente. Además de esta instrumentación, ambos agregan electrónica abstracta. TwistyCat es un grupo interdisciplinario que combina el quehacer musical con el visual en gran medida; sus proyecciones sonoras resaltan como dinámicas en cuanto a que conllevan una idea de flujo imaginario dramática y cuidada.
Complementos a películas imaginarias, los cuatro cortes de "BoreHole" abordan una cierta inercia condicionada por el lento cambio tonal y la melancolía como eje temático. Una interpretación de los espacios viene también implícita, con la instrumentación acústica trazando cada zurco de paredes conocidas como un continuo sensorial. La música de TwistyCat es así, sensual y, aunque a ellos mismos pareciera no cuadrarles, dulce y nostálgica.
A pesar de que el empleo de instrumentos de cámara aquí no sea necesariamente tópico, sí es innegable que existe un acondicionamento diferente al de las más de las agrupaciones experimentales que emplean otro tipo de recursos, sobre todo la electrónica. Y aunque es innegable que ésta se encuentra allí mismo, en forma de feedback y drones hipnóticos, casi durmientes, sería mentir decir que "Bore Hole" no es un trabajo mayormente musical en un sentido convencional, un placer de los sentidos que quizás requeriría de un medio más óptimo para comunicar sus visiones -aunque sin duda la cinta y el evocativo, extraño arte le otorgan aún un poco más de misterio al total. Un trabajo a guardarse junto al "Music for Egon Schiele" de Rachel's y a los discos de John Parish, siempre presto para compartir el correr de las sombras durante una contemplativa, melancólica tarde. (S.S.)

The New Blockaders – Epater Les Bourgeois (Kubitsuri Tapes, S;E;X59-032CD-R 2009, 2009)

En su extensa carrera, Richard Rupenus ha logrado constantemente consolidarse como la quintaesencia del engaño. Parte del mismo grupo de artistas que capturaron la imaginación de la audiencia de música experimental durante los ochentas, Rupenus creó en 1982 a la anti-banda por autonomasia, The New Blockaders, pseudo grupo compuesto por él y –posiblemente, nadie puede afirmarlo a ciencia cierta- un hermano que va por el nombre de Phillip. A partir de la creación de piezas artificiales que utilizan como medio preferente otros artificios, Rupenus, prácticamente, creó una parte sustantiva del registro sonoro de lo que hoy se considera noise. Empleando piezas de metal y micrófonos de contacto, The New Blockaders esgrimieron uno de los más bruscos y desmedidos juegos sonoros jamás, ahuyentando a todo aquél que no estuviera dispuesto a llegar al límite.
En su historia, TNB han logrado conjuntar una discografía bastante prominente, inicialmente en cintas y lps, de cuyas propiedades físicas hicieron uso para crear nuevos juegos conceptuales. El bootleg “The New Vortex Blockaders Campaign” es famoso por venir enfundado en una cubierta compuesta de fragmentos rotos y despostillados de otros lps, “Symphony in X” y “Symphony in O major” son piezas compuestas de estática que registran meramente el correr de la cinta en blanco de uno a otro lado.
Claro que la forma de entender este tipo de trabajos en la época en que surgieron es un elemento a tomarse en cuenta; el hecho de que con cada trabajo subsecuente The New Blockaders fueran empujando un poco más los estándares provocaba que el mismo escucha dotara automáticamente de sentido algo que no pasaba de ser una cinta en blanco. Asimismo, el propio formato de la cinta muchas veces lo hace a uno escuchar cosas que no necesariamente están allí; el movimiento de las maquinarias de los decks, la cinta presentando irregularidades, las variaciones de velocidad y muchos otros fantasmales componentes bien podían engañar a una audiencia que ciegamente y con grandes expectativas consumía sus trabajos.
Quizás no sea lo mismo en el caso de “Epater Les Bourgeois.” La cinta, editada originalmente por Rupenus en Frux en 1985, había permanecido dentro del underground desde su presentación como otro de los landmarks sonoros que TNB cimentaron a su paso. Quizás haya sido la ansiedad por hacer resurgir este objeto de arte lo que hizo que Kubitsuri Tapes, legendaria disquera nipona, lo reeditara en 2008. Quizás haya habido algún otro secreto móvil ulterior.
La cuestión es que “Epater Les Bourgeois” se encuentra en este momento en mis manos. Se trata de un cdr profesionalmente duplicado el cual contiene dos tracks, cada uno de poco más de 22 minutos, los cuales contienen, sí, adivinaron, absolutamente nada más que el hiss (o gis, como prefieran llamarle) de una cinta en blanco.
Una larga discusión podría desencadenarse en cualquier lugar, sobre todo en México, donde los precios de los discos van cada vez más a lo imposible, respecto a si esto no es una vil artimaña, fruto de la pereza de un artista que no ve otro modo para ganarse la vida que vendiendo discos en blanco.
Sin embargo, hay que tomar en cuenta un par de cosas antes de hacer una afirmación tan categórica: Por una parte, lo que está en venta es una idea que el escucha debe acabar por formular; por otra, el objeto por sí mismo, fue sometido a un proceso de elaboración que cuando menos se antoja complejo. Cada una de las fundas fue hecha a mano por Rupenus y se aprecia como un objeto que bien podría contener un disco en forma decorativa o fungir como una pequeña pieza de arte abstracto. Las relativamente más simplistas portadas que la disquera había implementado se incluyen –las cuales son un eco de la portada original-, así como un cdr impreso que hace que uno se cuestione la propia puesta en marcha del proyecto por quienes lo produjeron.
Nuevamente, Richard Rupenus crea un fantástico documento del absurdo, una pieza de audio perfectamente desarticulada y vuelve a hacer a las conciencias gravitar a su alrededor. Larga vida al maestro del engaño. (S.S.)

Friday, June 19, 2009


Flowerday - Snuff Victim (Cathartic Process, CP-09, 2008)

Flowerday es el proyecto del misterioso R.E. Fontainebleau y "Snuff Victim" es su debut. Con dos cortes del más puro ruido dinámico, los treinta minutos que componen la cinta se sienten como eternos viajes a través de texturas de densidades nada amistosas. El plano central lo ocupa una cortina de distorsión sofocante, imposible de desentrañar. Hacia el fondo van complejas conjugaciones de efectos retorciéndose de manera recalcitrante. El total es una absoluta pared de ruido. Totalmente imposible de ignorar.
Este trabajo viene duplicado en efectivísimas cintas de cromo contenidas en cassettes amarillos con impresiones de alta calidad. Arte totalmente old-school, con fotocopias impresas sobre papel también amarillo. La referencia a un crimen ocurrido recientemente en Sudáfrica le da el clásico complemento de perversión y mal gusto. Nada más no dejen esto en cualquier lado. Podrían pensar mal de ustedes. Absolutamente perfecta presentación, por cierto. (S.S.)

The Rita/Dog Holocaust (Utmarken, Utmarken#23, 2009)

The Rita probablemente sea el proyecto de harsh noise canadiense más importante en estos momentos; con una discografía que rebasa los 50 títulos y una carrera en activo constante desde hace más de diez años, Sam McKinlay se ha consolidado como uno de los pilares del ruidismo mundial. Esto puede apreciarse plenamente en "Nylons," corte que presenta para su split con los aterradores Dog Holocaust. Esta pieza es sorprendemente intensa en primer lugar, porque se trata de un corte en vivo, inédito. Luego, por la pasmosa intensidad y control que McKinlay demuestra en el dominio de elementos tan difíciles de controlar como el feedback y la distorsión.
"Nylons" jamás llega a sentirse como una planicie de estática; mientras McKinlay comienza a establecer un patrón relativamente constante, ya se encuentra también considerando su escisión. A veces, ésta consiste en un discreto cambio, otras en una inesperada segmentación, otras en la detonación de un explosivo caos. Mientras tanto, The Rita permite que chillidos de feedback, borbotones de distorsión, silencios, golpeteos metálicos e incluso los gritos del público se cuelen entre la hecatombe ruidística que va sosteniendo. Al final, toda esta intensidad rinde frutos, haciendo evidente que éste es un tipo que, sin importar su renombre, tiene más que suficientes recursos con que responder.
Dog Holocaust, por su parte, comienzan con un loop saturado que parece combinar percusiones sobre piezas de metal. Quien haya leído la reseña que dedicamos a esa obra maestra del terrorismo auditivo, "Volume I, II, III," sabrá que Dog Holocaust se trata de la dupla de Dan Johansson de Sewer Election y de Nolan Throop de Kakerlak, proyectos por sí mismos dedicados como pocos a la violencia sonora a gran escala. En dicho caso, también podrán inferir que hay poco que decir al respecto de los sonidos presentes en dicha cinta; "Gin Submissive" es un decadente, furioso torbellino de ruido que se extiende móvil y abarcante a través de tiempo y espacio consumiendo en su totalidad el oxígeno en tu cerebro. En los aproximadamente 20 minutos de duración de "Gin Submissive," la cinta reproduce las capacidades de ambos personajes para crear espasmódicas, turbulentas señales y dejarlas batirse en incesantes duelos. Nuevamente, el hecho de que también esta grabación sea en directo, dice mucho de la calidad invertida en su factura, logrando recrear en buena medida el caos y la opresión que sólo se obtienen directamente de una presentación.
Un par de agrupaciones de ruido realmente difíciles de superar conforman esta gran cinta de ruido. La cual además viene con arte de cubierta pornográfico, totalmente adecuado para reuniones familiares. (S.S.)

Monday, June 01, 2009

Ättestupa (Utmarken, Utmarken#13, 2009)

Este es el primer trabajo de neo-psicodelia que reseño en mucho tiempo. Siendo franco, me encontraba algo desencantado con el género, dadas las obviedades que los artistas que se unen bajo dicha categoría se encontraban ofreciendo. Pero este cassette de la banda sueca Ättestupa -que por cierto, me enviaron por error, un afortunado error- me ha causado una fuerte impresión.
De este misterioso proyecto sólo sé que Dan Johanson de Sewer Election y alguien de Leafes participan. Pero aún con la referencia del primero, los sonidos presentes en esta cinta distan mucho de cualquier nexo sónico. Hundidos hasta las rodillas en la sustancia más espesa de la psicodelia, Ättestupa recrean un pantano de texturas angustiantes, donde los brillos se esconden y se privilegia lo hipnótico. Cada corte, alcanzando la duración entera de su correspondiente cara, busca ser el reflejo sucio de una imagen idílica.
La primera de éstas, "Tjalen" se trata de una atmósfera folk/rocker enrarecida, oscurecida por nebulosos enjambres de distorsión en un fondo discreto, aunque prácticamente permanente. Por momentos, entre la distensión de los cortes el caos parece querer mostrarse inminente. Pero el rápido reordenamiento de los elementos musicales no tarda en apoderarse, llegando incluso a alturas sublimantes, gracias sobre todo al profuso empleo de instrumentación acústica, como guitarras y flautines.
Pero que no se malentiendan estas aseveraciones; esto no se trata de un trabajo particularmente delicado. A lo largo de su correr pervade una aspereza nada discreta, un constante crujir de engranes que deja en claro que esto se trata de una retro-psicodelia o anti-psicodelia malvibrosa, cruda, bañada en un influjo de oscuridad y maldad.
"Den Stora Sjukdomen" es abiertamente más lúgubre, con la permanencia de un circundante nudo de distorsión apagada pero siempre presente y las notas de un drone en teclados que apenas se dejan contener en un movimiento de pitch lento y pendular fungiendo como marco para el desarrollo de una dinámica mitad industrial percusivo, mitad "música" a la Jewelled Antler. Tras el desenvolvimiento paulatino de esta dinámica, Ättestupa vuelven al patrón del corte y la subsecuente integración musical. Pero en esta vuelta, este supuesto está aún menos resuelto. Se trata de un tema pesadillesco, tan denso que prácticamente refiere a lo ritual y que conmina al escucha a apoderarse de una esquina y no salir de allí. La parte final es más articulada y hasta podría referir por momentos a Waldeufel y su "Heimliches Deustchland," aunque aquí se trata de un momento mucho más crudo y, sobre todo, más natural y espontáneo, siendo parte de una integración sonora profusa y compleja.
"Ättestuppa" es desde su propio empaque -compuesto por la clásica "j-card" y cuatro pequeñas carátulas que hacen las veces de portada, un compuesto sónico mágico y consistente, que explora exitosamente un mundo de sonoridad impregnado de las imágenes de las que parte. De una forma similar a lo que con maestría hicieron Earth en "HEX: or Printing on the Infernal Method," Ättestupa buscan transformar en sonido la historia jamás contada de los mitos tras las ilustraciones. El mismo nombre de la banda hace referencia a la historia aquella que narraba que los antiguos suecos tiraban a sus ancianos de las cimas de una alta montaña cuando ya no eran útiles en las labores comunitarias (el nombre de la montaña es precisamente Ättestupa).
Finalmente, he de decir que este disco ha sido el primero en consistentemente reproducir -con todo y sus innombrables altitudes- la mística de algún oscuro conjunto de krautrock o de alguna piedra angular perdida entre los escombros de discografías incontables. Éste es un disco tan bueno y extraño que lo mismo convencería a seguidores de Mouthus y Religious Knives que a otros que se inclinen por la mayor profusión acústica de Kuupuu, Avarus o Thuja e incluso otros más oscuros gustos. (S.S.)