Saturday, November 11, 2006


Raionbashi – Kollekte (Hanson Records, HN136, 2006)

No es común que una disquera como Hanson eche toda su carne al asador con un solo título. “Kollekte”, el nuevo lp de Raionbashi para la disquera de Aaron Dilloway parece tener con que sustentar dicho honor. El proyecto de este alemán, en armonía con otros trabajos de Hanson, es tan literalmente físico como un golpe. Partiendo apenas de samples y otras cuantas vivisecciones, Raionbashi arma un rompecabezas de oscuro sinsentido en el cual, sin embargo, las piezas ajustan perfectamente.
Siguiendo las oscuras tradiciones de Nurse With Wound y Whitehouse, Raionbashi toma una serie de samples y los extraña hacia los grados más impensables de su realidad. Gruñidos de perros, sonidos de fisiologías humanas, quebrantos de estática y balidos se entrecruzan con las agresiones de efectos saturados, cantos tiroleses y micrófonos de contacto arrástrandose sobre ríspidas superficies. A veces, la naturaleza de toda esta violencia parece perseguir un fin altamente artístico, de una complejidad enorme, como si su autor quisiera comunicar algo que superara los lenguajes musicales. Otras, las intenciones parecen caer postradas ante simple y llana gratuidad, en un abismo de liberación. En cualquiera de los casos, el control ejercido por Raionbashi, sobreponiendo, cortando, paneando, violando y bifurcando sonidos en frenesí, es impactante y sus conjuros, sórdidos y hasta aterradores.
Como todos los lps de Hanson desde los del Snake Charmer, “Kollekte” viene en una funda en papel de lujo, con serigrafía negra y un acabado perfecto en toda su austeridad. Junto a Jon Borges de Pedestrian Deposit o al mísmisimo Dilloway, Raionbashi se perfila con este gran trabajo como uno de los más complejos -incluso virtuosos- performers de noise. (S.S.)
Heather Leigh - Jailhouse Rock (Fag Tapes, FT080, 2006)

Para "Jailhouse Rock", su cuarta entrega solista, Heather Leigh se ha puesto a tono con la desfachatada y hostil rúbrica de las Fag Tapes, ofreciendo un trabajo un poco más terroso que lo usual, pero de una calidad bastante sorprendente. Las épocas en que Heather formó parte de los legendarios Charalambides ya parecen lejanas; el sonido que esta artista ha comenzado a desarrollar dista ya mucho del limpio y sublimado quebranto que practicó con Cristina Carter en aquel famoso trío o en Scorces. De hecho, los sonidos conjurados en esta cinta ya parecen ser demasíado complejos para haber sido producidos por una sola persona. Parece ser que Leigh finalmente ha encontrado su elemento.
El inicio del primer lado de "Jailhouse Rock" probablemente no confirme lo que aquí he escrito. Heather aquí emplea su clásico y acompasado cresendo, el cual culmina con los usuales llantos de banshee que caracterizan muchos de sus trabajos. Sin embargo, tras algunos minutos, Leigh comienza a construir a base de densísimas capas de delay una enorme nube de drone, alimentada por la sobreposición de fragmento sobre fragmento de cada nota que emitió con su lap-steel y sus distorsionadas y altísimas vocales. Con todo, este lado no se encuentra tan lejano de las habituales entregas de Leigh.
El lado b ofrece un contraste tajante, con un track que pareciera arrancado de alguno de los soundtracks que Popol Vuh hiciera para las películas de Werner Herzog. De belleza lenta y meditativa y de un fluir casi propiamente pastoral la pieza corre melodiosa hasta toparse con la encarnada revuelta implícita en el trabajo de Heather. Mediante una serie de disonancias formuladas a partir del ultrajado sonido de su lap-steel, Leigh deshace la añoranza y el ensueño y forja una marejada de disonancias que hace que cada uno de sus cauces choque con el otro. Para llevar todo un poco más lejos, la voz de la ex-Charalambides se deja ir con su furia de banshee para volar entre los torbellinos en una atmósfera que por mucho ha dejado la tierra y que parece estar haciendo volar los objetos en las habitaciones. Hacia apenas unos cuantos minutos, Heather ha llevado el caos tan lejos que el resultado es un ciclón tan intenso que pareciera provocado por los mismos Double Leopards en un drone gutural, pesado y sumamente volátil.
Heather con cada nueva entrega parece llegar más lejos en cuanto al control que demuestra en su forma de tocar, de hacer subir o bajar el tono de la pieza y en cuanto a la organización de la misma. "Jailhouse Rock" se siente tanto más como una serie de exploraciones narcóticas a través de paisajes mentales vastos y diversos; un álbum pleno que, de cierto modo, inaugura una nueva, más puntual y cuidada -y también más demandante- trayectoria en el complejo sendero de esta gran artista. (S.S.)

Tuesday, November 07, 2006

Jessica Rylan - Lush Life (irfp, irfp14, 2006)

Jessica Rylan es una de las artistas más interesantes hoy en día. Se trata de una mujer con una apariencia totalmente diferente a la de la mayoría de los y las adictos al noise, pero que es capaz de conjurar los más intensos e intrincados juegos de circuitería. Ayuda a entender señalar que es ella misma quien se dedica a hacer sus propios sintetizadores y juguetes sonoros. Una verdadera excéntrica de una personalidad única y una originalidad notable, esta mujer seguirá mostrando más de sus capacidades por medio de una serpenteante y -ya casi- enorme discografía.
En esta ocasión, Rylan presenta el cassette "Lush Life" en irfp, su propia disquera, la cual además pronto comenzará a editar material de otras bandas. "Lush Life" es un cassette de dos piezas. La primera, llamada "cf was taking a nap", es una suerte de trabajo intimista, con Rylan trabajando a muy bajo volúmen y empleando frecuencias bajas. La pieza está casi totalmente conformada por variaciones en tiempos de reverberación. Lo que resta son pequeñas atmósferas de ruido filtrado en una suerte de fluctuación y el cambio a ondas sinoidales muy cerradas, produciendo sonidos de tintes acuáticos. En general, no hay nada de dramatismo ni furia, sino una demostración muy concienzuda de como hacer una pieza contenida y escueta.
El segundo track es un poco más interesante. En éste, Rylan emplea su sintetizador como una suerte de vocoder, deformando su voz. Con base en esta manipulación, se recrean situaciones de variaciones tanto más extremas, con ciclos que se cierran hasta convertirse en repiques y subidas de saturación violentamente ofuscadas. De cierta forma, esta segunda pieza -"dayligh wasting time", remite aún más a aquel manifiesto de los Rupenus que proponía hacer sinfonías con maquinas de escribir, puesto que la manera en que Rylan retoma su quehacer musical es precisamente así, antimusical. No existe elemento tonal o rítmico alguno en todo "Lush Life"; puro ruido, experimental, divergente, lejano al acartonamiento, pero, innegablemente, ruido. (S.S.)