Sunday, October 30, 2005



Invisible Pyramid: Elegy Box (Last Visible Dog, LVD 080-086, 2005)

La titánica, ridícula tarea de escribir una reseña de ‘Invisible Pyramid: Elegy Box’ ni siquiera intentaría realizarla de no ser por la afinidad que siento para con los sonidos y las ideas contenidos en sus siete horas y treinta y seis minutos de duración. Este proyecto, planteado originalmente por la disquera Last Visible Dog hace algunos años, proponía ofrecer un tributo a Loren Eiseley, antropólogo y etólogo que se dedicara al entendimiento del entorno animal, intentando captar el aspecto superhumano en la naturaleza de las especies. ‘Invisible Pyramid’ es una virtual elegía al esfuerzo conservacionista y a la concientización con respecto al peligro que les imponemos a las especies que habitan con nosotros este mundo. Cada una de las piezas, las más superando los 15 minutos en duración, está dedicada a una especie que el hombre ha visto extinta, en mucho, gracias a su participación en el desequilibrio de los ecosistemas. Comentar el contenido del absorbente ensayo –escrito por Jeff Knoch de Urdog- y de las razones y dedicatoria de cada una de las personas involucradas sería totalmente injusto e inadecuado, baste con decir que es lectura obligada para quien desee acercarse a la genial música y los propósitos que comprende este disco.

El inicio de la recopilación le corresponde al dueto Black Forest/Black Sea, conocido por sus sonidos intimistas y experimentales, que suelen ser constantemente sazonados por grabaciones de campo. En este caso, BF/BS ofrecen una pieza llamada ‘Inepta’, orientada en un principio a sonidos abiertos y difusos y cerrándose en una bella improvisación para guitarra y violín. ‘Inepta’ es sumamente ácida y tiene esa tensión como de preludio tan común en las grabaciones de este dueto. Otro dúo, Birchville Cat Motel ofrecen a continuación una pieza llamada ‘Uneaten Star Duo’. Mesmérica y profunda, esta pieza inunda el universo con drones envolventes y ágiles, unidos a delicadas notas de órganos, pianos sintetizados y guitarras que matizan el cosmos que yace en el fondo de la pieza. La pieza decae ligeramente al final por la insistencia de los músicos en darle forma rítmica –con un loop- tornándola un tanto en una prima bastarda del trip-hop a la Massive Attack o Tricky, y alejándola un tanto de la grandiosa cualidad contemplativa e hipnótica que aparentaba en un comienzo. He de decir que ‘Uneaten Star Duo’ es, sin embargo, digna de un disco para sí sola. Los siguientes, Wolfmangler, aparecen del lado más pesado del espectro, con una pieza al más puro estilo Earth, con pesados y extra lentos riffs con un fuerte contrapeso de cuerdas arqueadas. Lo más interesante de ‘The Mangling of Tasmanian Wolves’ es ver como los miembros de una banda de rock, que no pueden sacar a Black Sabbath de sus mentes, adoptan un formato similar al del cuarteto de cuerdas –no en el burdo estilo de Apocalyptica- sino desde una perspectiva organicista y cuidada. La cuarta pieza está a cargo de Loren Chasse, integrante de Coeleacanth y Blithe Sons y digno alquimista de las texturas y los sonidos más sublimes de tiempos recientes. En ‘Of the Carapace and It’s Soul-Life’, Chasse ofrece apenas seis y medio minutos de grabaciones que combinan bellas y frugales melodías en instrumentos de cuerdas con largas instancias de manipulación de ambientes; los resultados son sonidos pulsantes, misteriosos y totalmente enigmáticos. Otro eslabón más en el camino de este esperimetnalista hacia su reconfiguración de la música contemporánea. El cierre de este primer disco viene a cargo de los ya clásicos Bardo Pond, maestros en el arte de la improvisación alucinante. Aquí dedican una improvisación en tres partes a ‘Bufo Perigles’ y la rinden usando toda su artillería, haciendo cimbales romper y saxes y guitarras llorar con ritmo frenético, pesado. Qué tanto puede llegar a decirse de Bardo Pond, la música que hacen es tan enérgica que puede hacerlo a uno vibrar de pies a cabeza. Así con el corazón en la mano cierran estos maestros la primera parte de este inmenso proyecto.

La apertura del segundo disco corre magistralmente a cargo de Sami Sänpäkkilä mejor conocido como Es. El músico aquí ofrece tres piezas llenas de belleza pastoral, cuidadosamente labradas en teclados, guitarras y frugales y misteriosas vocales. Sujetando una base de guitarra eléctrica repitiéndose melódicamente bajo una capa impenetrable de delays, Es ofrece en ‘Harmonia, rakkautta’ una fantástica paleta de colores sonoros que pasa de lo sublime al silencio más total y despiadado para caer nuevamente en los libres y coloridos lienzos melódicos de un piano, apenas matizado muy en el fondo, en ‘Pianokaari’. La segunda parte de este cd queda a cargo de Andrea Belfi –en percusiones- y Stefano Pilia –en todo lo demás-, integrantes del novel cuarteto Medves, y artistas solistas por mérito propio. En este caso podemos ver a Pilia alejarse un tanto de la inmanente belleza en drones que adorna su ‘The Season 1’ –editado para Time-Lag- y acercarse a un punto más abismal y experimental, que incluso podría llegar a sonar reminiscente de algunos de las improvisaciones más libres de Set Fire to Flames. ‘Cuora Yuannanensis’, la pieza de este dúo, suena vertiginosa y espiral como una eterna y laberíntica caída a través de la más abrumadora oscuridad. Siguiendo la perspectiva netamente experimental, ‘Steller’s Sea Cow’, del misterioso dueto de Anthony Milton y Stephen Neville, Sunken, es una pieza de detalladas involuciones de fondo y de tonalidades superficiales electrizantes y sentimentales. Su interpretación de los sonidos acuáticos -el hábitat sublimado de la vaca marina de Steller, a quien dedican la pieza- es tan material como puede llegar a serlo antes de tornarse palpable. Los finlandeses de Kulkija ofrecen a continuación cinco piezas, anteriormente editadas por Lattajjaa en un cdr limitado. Las contribuciones de Kulkija están totalmente gobernadas por el lo-fi. Los sonidos de cada una de las piezas están claramente orientados hacia el misticismo acústico, con voces musitando invocaciones (‘Hämärän Humina’) e instrumentos pulsando melodías baladescas y dulzonas, que chocan con la abierta oposición disonante de los teclados zumbantes (‘Ajatus Tassannus’). A pesar de que el material de esta banda haya de sido de buena factura, es inevitable sentir una falta de balance entre las –tanto más formales- composiciones anteriores y éstas, cuya fundación es precisamente una inocente simplicidad. El cierre del álbum le corresponde a los también finlandeses Tomu Tonttu, quienes ofrecen una serie de creaciones absolutamente distintas a las de sus compatriotas en el mismo disco. La música de Tomu Tonttu parece partir de un espíritu similar al de los alemanes de Hirsche Nicht Aufs Sofa, de hecho la segunda parte de Rattus Nativitatis podría encajar perfectamente en su ‘Gegenstände Fallen zu Boden’ por el persistente empleo de drones corales y los ‘campy’ loops que tanto caracterizaron a los alemanes. Y así en una órbita un tanto más aleatoria y distante al sublimado comienzo de este segundo cd, finaliza este proyecto a manos de miembros de Kemialliset Ystävät.

Los japoneses de Up-Tight abren el tercer disco con ‘Falling Into a Doze’, una alucinante pieza psicodélica llena de cascadas guitarreras a la Swans de ‘Soundtracks for the Blind’ pero en un formato mucho más parecido al de My Bloody Valentine. La subsecuente ‘Prisoner No.0’ parece prácticamente interpretada por otro grupo. Ësta canción parece mucho más cercana a alguna pieza garagera-grungera de principios de los noventas, rescatada de algún cassette mordisqueado y despostillado, pero eso sí con un ritmo acelerado y muy contagioso. ‘Le Bleu du Ciel’, {ultima pieza de esta banda es bastante más convencional, resultando en una balada psicodélica bastante más regular y hasta un tanto anacrónica con respecto a la mayor parte de las bandas en esta recopilación.

1 comment:

Balmori said...

te mamaste Sergio.