Sunday, October 02, 2005


Axolotl – Oranur (Collective Jyrk, s/n, 2005)
La última entrega de Axolotl, ‘Oranur’ es tan enigmática como cualquier otra de las cosas que hayan grabado. Consistiendo de fragmentos de grabaciones inconexas, ‘Oranur’ está dividido en seis piezas, las cuales atan extremos de músicas muy diversas. La primera pieza, también llamada ‘Oranur’ contiene una atmósfera digna de los teclados de Fursaxa, conducida a su vez por una percusión metálica y persistente en una muy lejana referencia a Einstürzende Neubauten. El ritmo constante de la pieza mencionada se ve definitivamente vencido al momento que ‘Natura Naturans’ emerge. Quizás sea éste el momento en que ‘Oranur’ es más afortunado; a través de imágenes que no pueden menos que -un tanto obviamente- hacerme pensar en las escenas de Aguirre de Werner Herzog, tan gratamente apuntadas por la música de Popol Vuh, Axolotl conducen por un ensueño bastante preciosista y desgraciadamente corto. La siguiente pieza, ‘Holzwege’, continúa esta senda por instantes, pero sólo para tornarse inmediatamente después en una jam de percusiones cuasi-autóctonas y electrónica profunda llena de imágenes de agua. La dirección de esta pieza se vuelve casi inadvertidamente trunca cuando desemboca en una insostenible lucha que se rompe a su vez con la entrada de ‘Bions’. ‘Bions’ está propulsada por una vocal informe que se envuelve alrededor de un teclado reverberante y profundo, ambos sostenidas a su vez por una flauta tradicional que se sostiene a lo largo de la pista. Tras solo algunos minutos, las vocales ondulan e inundan el espacio con melodías cuidadosas, místicas y persistentes, formando un muy bello drone vocal, apenas roto por la saturación.
Otro abrupto corte nos lleva a ‘Zygoma’ una pieza instrumental devota a las cualidades de percusión de Axolotl; los constantes tambores se ven aliados al juego tonal de una manipulación electrónica, deformando los tonos naturales y convirtiéndoles en un novedoso complemento manipulable. ‘Kingdom of Ends’ suena como un Dirty Three permeado por la saturación análoga. El violín se envuelve y retuerce a través de los firmes tiempos de la percusión y éstos son también complementados por una abrasiva carga de ruido matizando el poco espacio presente.
‘Oranur’ es un disco frenético que muestra a un grupo sumamente capaz de adoptar diversas pieles y vestirlas genuinamente; tan capaces son Karl Bauer y William S. de crear atmósferas dulces y cadentes como de conducir desbocadamente sus sonidos al frenesí más puro. Sin embargo, al escuchar ‘Oranur’, no puede menos que sentirse que algo anda mal. El problema no es realmente el grupo sino la falta de conclusión que parece permear en cada una de las piezas. A mi forma de ver, no importa cuán gloriosos sean los componentes si lo que mella es el sentido de un final, y, desafortunadamente, eso es lo que falta aquí.

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