Tuesday, March 14, 2006
Cornucopia - C Works (Sonora, RA000)
Tras escuchar ‘C Works’ de Cornucopia, me queda claro que, en cuanto a creación artística, la geografía sí importa. Cornucopia, de Puerto Rico, no hacen música que se parezca a la que sus propios colaboradores y contemporáneos, y afortunadamente. Escuchar ‘C’, pieza de 37 minutos contenida en el primer disco de este set doble, me hizo pensar mucho más en los productos alquímicos de los escultores de sonidos de los ochentas/noventas -en trabajos como ‘Kill the King’ de The Hafler Trio o ‘Birds’ Wings Were Glued to their Bodies and Their Feet Froze to the Ground’ de Organum- que en los más terrenales trabajos que abarrotan la escena mundial.
A pesar de las referencias, me cuesta trabajo decir que un trabajo tan elaborado como este sea meramente ruido (¡Quién lo iba a decir!). No, no se trata de Cornucopia luchando contra el azar para lograr crear una resultante regular. La cuidadosa organización de esta pieza inicial supera con creces ese estadio. ‘C’ es música en todo sentido: avantgarde, abstracta, atonal, pero música al fin y al cabo, y del más alto orden, resistiendo con ímpetus enormes todo dejo de melodía y formalismo y yendo de lleno hacia la experimentación.
Raptando elementos sonoros, forzándolos a salir de sus propios contextos, el dueto de Claudio Che y Jorge Castro extraña la naturaleza de decenas de minúsculos elementos musicales, conversacionales o –llanamente- audibles y la manipula en una serie de ensanchamientos, deformaciones, mutilaciones y ensimismamientos en una hirviente caldera sonora. El sentido de la mayor parte de los sonidos se entiende como dedicada manipulación a través de una infinita gama de efectos y procesos. Las intenciones son variadas, a veces evocativas, como en el caso de la recurrencia de sonidos acuáticos, otras musicales, como el flautín que compone aquel mortecino fraseo en los últimos minutos de la grabación.
De manera dantesca, ‘C’ establece un túnel de sonidos que va desde instancias llenas de ensoñación mientras emerge hacia convulsiones y laberintos de palabras y sonidos sin dirección, enmarcadas por una infernal serie de abrasivos loops modificados en tiempo real. ‘C’ es a su vez un trabajo enorme, aterrorizante y claustrofóbico, así como de una calidad pocas veces vista. No hay mucho más que decir; sin duda, en algún tiempo será referencia obligada.
El segundo disco del set comprende los correspondientes remixes de 'C', realizados por algunos de los muchos aliados del dueto. Los nombres son poco menos que impactantes: Lasse Marhaug, Black Sand Desert, Ultra Milkmaids, Francisco López y otras tantas bandas y proyectos de todos los extremos del orbe.
Si el remix permite al manipulador exhaltar las cualidades que le parecen más apremiantes de dado trabajo musical, es en este caso sorprendente como las cualidades extraídas de cada pieza son tan radicalmente diversas. Los sonidos chillantes y abrasivos del remix de Omei, por ejemplo, son sumamente diferentes a las texturas ambientales de Needle & Sony Mao, y ni qué decir del tratamiento coiliano que 'C', aquí rebautizado como 'The Bride' Glass Domain', recibe a manos de Kim Cascone, quien, de buenas a primeras, le convierte en algo parecido a un track inédito del primer 'Musick to Play in the Dark'.
Es un orgullo que una banda como ésta pertenezca a la comunidad latina. 'C Works' es un disco enorme y esencial.
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