Saturday, September 06, 2008



Robedoor - Shapeshifter Slave (Olde English Spelling Bee, OESB 13, 2008)

En relativamente poco tiempo, el dueto Robedoor pasaron de ser un gran secreto a convertirse en una de las bandas más prolíficas y cotizadas de Estados Unidos. Sorprendentemente, su incesante calendario de grabaciones no implica una falta de control de calidad; la mayor parte de sus registros ofrecen excelentes muestras de sus elevados estándares, de sus también elevados jams y de sus pesados naufragios en las aguas oscuras del drone.
En "Shapeshifter Slave," Robedoor emplean sobre todo sintetizadores análogos que dotan de una inconfundible profundidad las sendas de sus sonidos. La estrategía de combinar vocales con los cavernosos resuellos de la sintesis convulsionada, aunque prácticamente invariable en sus trabajos, no deja de provocar estremecedoras cargas de monolítico, informe y amainado ruido; como si las más violentas descargas de neurosis sónica se hubieran detenido para tomar un respiro, cobrar dimensiones portentosas y comenzar a marchar a dos kilómetros por hora. "Invisible Osiris" es buena muestra de ello; ésta, la pieza más larga de la primera cara, parece querer perderse entre imágenes contemplativas y el absorbente seguimiento de un delirio introspectivo cimentado por una lenta, apenas emergente percusión. "Condemned Descent," por su parte, resuena lejanamente a Double Leopards y a Hototogisu, con una guitarra sobrecargada, drones vocales y un drone inflexible y voraz, que parece querer culminar devorándolo todo, pero que pierde ante la inercia y deja morir su carga en un susurro. "Lifelong Illusion" es una réplica a los eternamente enormes minutos iniciales del "Careful With That Axe Eugene" del "Ummagumma." Igualmente densa y demoledora, con su paso tonal cerrado y diminuto, termina por desprenderse de su inicial melliza y optar por una serie de rasgeos casi inconéxos en guitarra, que se ven seriamente disminuídos ante la mole guardándose al fondo de los abismos. Con "Heavy Light," Robedoor cierran "Shapeshifter Slave" envueltos en una atmósfera enrarecida. Un sintetizador que no sabe si perderse entre la tiniebla o una relativa dulzura detenta un vuelo que no deja de avanzar y no para de resonar, envuelto en corrientes de confusión y decaído ensueño.
"Shapeshifter Slave," como todo buen trabajo de Robedoor, ofrece visiones, no música, misterio y sinsentido a partes iguales. Para disfrutarlo aún más, hay que cerrar los ojos y dejarlo hacer su magia sin atisbos ni razones. Como nota final, Pete Swanson -de los recién fenecidos Yellow Swans- se encuentra a cargo de la masterización.(S.S.)

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