Tuesday, May 12, 2009


K2 – Target to Nowhere (Cipher Productions, s/n, 2009)
“Target to Nowhere” de K2 sirve como una evidencia más para demostrar porqué los japoneses son los maestros del harsh noise. Compuesto por tres piezas de alucinantes pliegues sonoros, repletos de percusiones en metal, envolventes señales sintetizadas en saturación, cintas y más, indistinguibles, objetos, este cdr va a los extremos sin sostener la más mínima pausa.
Desde su inicio con “Naked Woman Goes to the Bloody East, ” Kimihide Kosafuka ataca con una revuelta de sonidos psicodélicos alíados a su alucinante voz y a los sufrientes llantos de un feedback agudísimo. Las intermisiones bordean en la psicosis. Los cambios lo hacen a uno preguntarse si el corte se trata de un collage de ruido o si la composición de estos delirantes rompecabezas sónicos está ejercida a partir de la improvisación. La multitud de elementos puestos en marcha no ayuda demasiado: más o menos cada diez segundos entran y salen sistemas sonoros compuestos por repeticiones, vibrantes descargas de ruido blanco, zumbidos y loops. Con ello, encontrar un punto firme en este abismo de segmentaciones se vuelve ridículo, sobre todo si se toma en cuenta que este track rebasa los quince minutos.
“Target to Nowhere,” el segundo tema, ni siquiera se toma la molestia de iniciar discretamente, abriendo con metralla y cimentando su estruendosa lógica a lo largo de toda su gigantesca constitución. Apenas ha concluído este corte entra “South-Western Blotting,” un corte grabado en vivo para el programa Studio 80. Si bien, la calidad de grabación demerita ligeramente las posibilidades del abrasivo material, K2 se muestra igualmente versátil y su ruido dinámico y complejo. Entre momentos de sordera total generada por el incontenible embate de caos hecho electrónica, Kosafuka se da tiempo para generar inconstantes pausas, insertar teatrales juegos vocales o decididamente cambiar el rumbo de la pieza sin ninguna consideración.
Finalmente, K2 cierra “Target to Nowhere” con “The North Fears,” un tema que se desprende de la sesión en estudio durante la que se generaron los dos primeros cortes. Nuevamente, se trata de un corte capaz de comunicar lo más espástico del ruido sin piedad alguna. Entre zumbidos, abrasivos momentos de gravedad y constantes cambios de densidad, la carga de vejaciones sónicas se extiende hasta parecer imposible de controlar. Esta enorme serie de malformaciones acústicas, de grotescas desfiguraciones sónicas son el producto del radical trabajo de este clásico, inigualable maestro del harsh noise, que, como Justificar a ambos ladosmarca, decide no dar espacio alguno a lo digital. Puro pinche ruido. (S.S.)

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