Hototogisu - Brooming Mephitic Blast (Esquilo, Live Series 001, 2005)

¿Qué mejores cartas de presentación se le pueden dar a una banda que los nombres de los jodidos Matthew Bower y Marcia Bassett? Cuando estos dos titanes del underground, dueños de sus propios reinos psicodélicos a cada lado del Atlántico respectivamente, se reunieron para forjar la versión más consistente de Hototogisu, dieron forma a una de los más impactantes, abrasivas y legendarias creaturas que han circundado la tierra. Hototogisu es mucho más bestial, que no necesariamente mejor, que los propios, magníficos grupos que le dieron fama a la insigne dupla -Skullflower y Double Leopards-. Y, con todo, después de tantas entregas de violencia sonora, en este documento en vivo, Hototogisu parece estar llegando a un suelo mucho más estable; sí, perdiendo un tanto de su originalidad -es inegable que por momentos este disco suena demasiado a Double Leopards- y no tanto dejando en absoluto de producir un disco sumamente consistente.
Los brutales cismas guitarreros que caracterizan algunos de los más conocidos trabajos de la banda, similares a serruchos en los tímpanos, aquí son por largos momentos reducidos a placenteros drones, que mezclan el arqueo consistente, característico de Bassett, con las atmósferas ruidosas, ensimismadas, viciadas tan comúnes de Bower. Por momentos, 'Brooming Mephitic Blast' parece incluso agradable, a la manera de 'Exquisite Fucking Boredom' o de algunos tracks de 'Halve Maen', pero es sólo apariencia. La vertiginosa
espiral que marca el sendero al dueto sólo crece en intensidad y volúmen, convirtiéndose en el ojo de un huracán furioso hacia su consumación.
Tristemente limitado a 100 copias -y prácticamente desaparecido ya-, 'Brooming Mephitic Blast' es un tremendo volúmen a agregar a los trabajos de este consistentemente fascinante proyecto. Como anécdota se menciona que el ingeniero de sonido, al darse cuenta del volúmen al que la banda tocaba, decidió apagar el P.A. a la mitad del concierto. Lo que está registrado en este cdr es, pues, el sonido puro de los amplificadores de Bassett y Bower en escena, imaginen al pobre edificio sacudiéndose...