Skullflower - Abyssic Lowland Hiss (Heavy Blossom, s/n, 2007)
Someramente empacado en una funda de plástico que protege una fotocopia impresa en papel rojo, "Abyssic Lowland Hiss" promete sostenese como uno de los trabajos más enigmáticos e imposibles de conseguir de disquera -Heavy Blossom- y banda -Skullflower. Su tiraje asciende a la nimiedad de cincuenta copias.
Su título -algo así como "abisal giseo de tierras bajas"- sirve perfectamente para definir su contenido sónico; inmensos caudales de ruido blanco, afianzados a sus discordantes corrientes. La primera pieza testimonia la lucha entre un ajetreado e informe drone y el martilleo impreciso y poco elocuente de una guitarra. En el único momento de cohesión propiamente musical del álbum los tonos de ambos instrumentos se unen en un momentáneo quebranto, tan sólo para volver màs furiosos a la pesadez absoluta de la abstracción formal.
La segunda parte es aún más afilada y correosa, formada por ciclónicos enjambres de zumbidos, como moscas revoloteando en torno a algún putrefacto trozo de carne. El sonido es llevado a sus más ácidos tonos, a sus sabores más alcalinos, a la deshumanización.
Entre toda la pulsión del metal vuelto líquido/vuelto sonido, se dejan ver, apenas por instantes, las imposibles figuras de hombres blandiendo instrumentos. Pero a los cuantos instantes de presenciar el desbordante caldo gris, cualquier otro rastro de melodía humana en la tercera parte del disco se ha difuminado. Todo lo que queda son los férreos gritos de máquinas y cuerdas en fébril agonía. La pieza crece en gravedad y los vertiginosos, marmóreos alientos, más y más intensos cada vez, la hacen inmensa, envuelta por enormes nubes de llamas e insectos.
La cuarta parte está conformada por visiones aún más hostiles, secas, de carne en plena combustión. Se le une al hirviente cromo de la pieza anterior un crujir desubicado, informe en primer plano, y, lo más cercano a una melodía, es el distante feedback que parece querer formar un frugal juego de tonalidades en el fondo de este infernal lienzo.
El quinto hundimiento en este denso abismo retoma algo de cada uno de los elementos más extremos del álbum, uniéndolos a los trinos de prodigiosas bestias aladas que pelean con los gravísimos rugidos de hambrientas fauces de criaturas eólicas en algo que se ha convertido en una inesperada explosión de ruido.
"Abyssic Lowland Hiss" sigue la rúbrica más reciente de Skullflower. Como en "Tribulation" y en directa oposición al más formal sonido del enorme "Orange Canyon Mind", aquí hay muy pocos instantes de respiro, tratándose sobre todo de un ensayo sobre lo frugal de las armonías humanas, en contraste con los intentos por alcanzar lo eterno del flujo de la consciencia, del automatismo, de la ceguera tonal y de la pulsión/intuición como herramientas de creación sonora. (S.S.)
Wednesday, May 09, 2007
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