Wednesday, October 04, 2006
Adam Mokan/Will Soderberg/Roxanne Jean Polise(X Died Enroute Y Records, XDEY103, 2006)
Colaboración triple entre estos asociados, constantes nombres en XDEY Records. Como podría esperarse de personajes tan representativos de dicha disquera, las piezas que ofrecen cumplen los estándares de longitud y sonido, formando un trabajo tan claramente representativo de cada uno de sus cualidades sonoras, que bien podría haberse ofrecido separadamente como un trío de cds de tres pulgadas.
El cdr comienza con una pieza de Adam Mokan que procura seguir rutas similares a las de cirujanos aurales como Loopool. Su track es de los que generan un sentido a partir del loop y su manipulación. Si acaso, deja sentirse por momentos una guitarra ofreciendo una serie de notas desperdigadas dando un poco más de dinámica al revolver sobre sí mismos de los cíclicos sampleos, o quizás un efector haciendo brotar más potencia de los sampleos amplificados, pero hasta ahí. Y mientras tanto, entre todos los borbotones sonoros, Mokan cocina una pieza sorprendentemente experimental y compleja que, a pesar de su estructura circular, anula cualquier gustillo a redundancia o simpleza.
Will Soderberg, por su parte, plantea sonidos muy alejados a los que ofrecía en otras entregas más coléricas como "Better Science through Noise" y se va a por la combinación casi aleatoria de elementos. La constante, en cualquier caso, es el uso del delay en los diversos tracks generados, constantemente alternados con momentos de noise; si bien no llevados al extremo, tampoco persistiendo en ser obliterantes. Constantemente bordeando una multitud de estilos, Soderberg genera una pieza inasible que se niega a definirse como atmosférica, glitch o noise.
Por su parte, a Steev Thompson le corresponde ofrecer el cierre del disco con una pieza que comienza, como ha venido sucediendo cada vez más a menudo en el trabajo de RJP, fuertemente orientada por el uso de la guitarra en la creación de atmósferas dinámicas, alternadas con nubarrones de electrónica e incómodos zumbidos en frecuencias altas. Como puede imaginarse el resultado es esa característica inundación sonora en la cual ni un sólo hueco del espacio audible queda vacío. Hacia el final de la pieza el envolvimiento va del drone a la estática pura y torrencial en un ascenso que parece imparable. La más reciente estrategia de Thompson, ésa de escalar en volúmen hasta donde se es posible y de ahí preparar una caída lenta, casi letárgica cual si fuese la secuencia de los sueños, puede aquí estudiarse con calma, a lo largo de doce poderosos minutos. (S.S.)
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