The New Blockaders – Epater Les Bourgeois (Kubitsuri Tapes, S;E;X59-032CD-R 2009, 2009)
En su extensa carrera, Richard Rupenus ha logrado constantemente consolidarse como la quintaesencia del engaño. Parte del mismo grupo de artistas que capturaron la imaginación de la audiencia de música experimental durante los ochentas, Rupenus creó en 1982 a la anti-banda por autonomasia, The New Blockaders, pseudo grupo compuesto por él y –posiblemente, nadie puede afirmarlo a ciencia cierta- un hermano que va por el nombre de Phillip. A partir de la creación de piezas artificiales que utilizan como medio preferente otros artificios, Rupenus, prácticamente, creó una parte sustantiva del registro sonoro de lo que hoy se considera noise. Empleando piezas de metal y micrófonos de contacto, The New Blockaders esgrimieron uno de los más bruscos y desmedidos juegos sonoros jamás, ahuyentando a todo aquél que no estuviera dispuesto a llegar al límite.
En su historia, TNB han logrado conjuntar una discografía bastante prominente, inicialmente en cintas y lps, de cuyas propiedades físicas hicieron uso para crear nuevos juegos conceptuales. El bootleg “The New Vortex Blockaders Campaign” es famoso por venir enfundado en una cubierta compuesta de fragmentos rotos y despostillados de otros lps, “Symphony in X” y “Symphony in O major” son piezas compuestas de estática que registran meramente el correr de la cinta en blanco de uno a otro lado.
Claro que la forma de entender este tipo de trabajos en la época en que surgieron es un elemento a tomarse en cuenta; el hecho de que con cada trabajo subsecuente The New Blockaders fueran empujando un poco más los estándares provocaba que el mismo escucha dotara automáticamente de sentido algo que no pasaba de ser una cinta en blanco. Asimismo, el propio formato de la cinta muchas veces lo hace a uno escuchar cosas que no necesariamente están allí; el movimiento de las maquinarias de los decks, la cinta presentando irregularidades, las variaciones de velocidad y muchos otros fantasmales componentes bien podían engañar a una audiencia que ciegamente y con grandes expectativas consumía sus trabajos.
Quizás no sea lo mismo en el caso de “Epater Les Bourgeois.” La cinta, editada originalmente por Rupenus en Frux en 1985, había permanecido dentro del underground desde su presentación como otro de los landmarks sonoros que TNB cimentaron a su paso. Quizás haya sido la ansiedad por hacer resurgir este objeto de arte lo que hizo que Kubitsuri Tapes, legendaria disquera nipona, lo reeditara en 2008. Quizás haya habido algún otro secreto móvil ulterior.
La cuestión es que “Epater Les Bourgeois” se encuentra en este momento en mis manos. Se trata de un cdr profesionalmente duplicado el cual contiene dos tracks, cada uno de poco más de 22 minutos, los cuales contienen, sí, adivinaron, absolutamente nada más que el hiss (o gis, como prefieran llamarle) de una cinta en blanco.
Una larga discusión podría desencadenarse en cualquier lugar, sobre todo en México, donde los precios de los discos van cada vez más a lo imposible, respecto a si esto no es una vil artimaña, fruto de la pereza de un artista que no ve otro modo para ganarse la vida que vendiendo discos en blanco.
Sin embargo, hay que tomar en cuenta un par de cosas antes de hacer una afirmación tan categórica: Por una parte, lo que está en venta es una idea que el escucha debe acabar por formular; por otra, el objeto por sí mismo, fue sometido a un proceso de elaboración que cuando menos se antoja complejo. Cada una de las fundas fue hecha a mano por Rupenus y se aprecia como un objeto que bien podría contener un disco en forma decorativa o fungir como una pequeña pieza de arte abstracto. Las relativamente más simplistas portadas que la disquera había implementado se incluyen –las cuales son un eco de la portada original-, así como un cdr impreso que hace que uno se cuestione la propia puesta en marcha del proyecto por quienes lo produjeron.
Nuevamente, Richard Rupenus crea un fantástico documento del absurdo, una pieza de audio perfectamente desarticulada y vuelve a hacer a las conciencias gravitar a su alrededor. Larga vida al maestro del engaño. (S.S.)
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