Friday, November 09, 2007

Emeralds



Este año ha sido decidamente el de Emeralds. El trío de Ohio se ha colocado como uno de los más importantes de este década a partir de una estética que paradójicamente opta por la precisión y el detalle que proyectan en una atmósfera de regular calidad de grabación. Sin producción, y constantemente echando mano de loops y samples simulando dubbings, el trío formado por Mark McGuire, John Elliott y Steve Hauschildt forjan intrincadas composiciones que abordan la precisión del esquema y la conectan con la espontaneidad de la improvisación.
Sus trabajos -así como los de sus proyectos alternos, Lilypad y Tusco Terror- desaparecen tras apenas mostrados en los updates de las distribuidoras. Su discografía ya es de hecho cuantiosa y preciada por coleccionistas; por lo cual las reseñas presentes buscan meramente preparar el camino para los anticipados lps que el trío tiene pendientes con las disqueras Hanson Records y Ecstatic Piece.

Emeralds - Allegory of Allergies (Gods of Tundra, s/n, 2007)

Al saber de este trabajo, la primera y más obvia pregunta prácticamente salta a mi encuentro: ¿120 minutos? La idea de que alguien pueda ofrecer algo lo suficientemente consistente para enfrentar a sus escuchas durante todo ese tiempo denota al menos grandes ambiciones, de vuelos suicidas. Pero la banda decididamente logra mucho en este trabajo de alcances épicos, reúniendo estados de consciencia, tradiciones en proceso de extinción y una expresa ambigüedad sonora.
Básicamente, lo que "Allegory of Allergies" hace en sus casi dos horas de duración es reunir bajo una misma cubierta una serie de sesiones que Emeralds bien pudieron haber presentado individualmente, pero que consecutivamente forman una línea que explora las varias capacidades del trío. Éstas cualidades se dividen en ambientes, texturas y registros sumamente variados pero que declaran el seguimiento de un ideario aural claro.
Apenas aportando cinco piezas en su primera cara, la cinta abre con un track lleno de nostálgicas cadencias que evoluciona en sentido circular, creciendo sobre su espiral, cediendo al color y, luego, disolviéndose lentamente. Con la segunda intervención del trío, quedamos ante un track mucho más abusivo en el área grave, que aún de ese modo está dulcemente iluminado por disparos de dulces melodías de guitarras desperdigándose. Sonidos indecisos, en un vórtice de psicodelia que apenas puede contenerse y que cede precipitadamente. La tercera pieza desenvuelve un drone vibrante en dinámicas aún mucho más lentas que las que suelen caracterizar a la banda. A pesar de que este track se mueve más hacia el espectro del ruido, posee patrones que están tanto más claramente definidos y que conllevan un dejo de melodías primales que arrebata en mucho cualquier sentido de apertura declarada. Aún este deambular, ligeramente radical se antoja parte de un plan claramente definido. El cuarto peldaño en este trabajo muestra una de esas amnióticas imágenes que Emeralds saben conjurar tan bien y que tiende a la crecida inundante. Quizás algo de inmamnecia hubiera hecho bien a esta pieza que acaba rehuyendo su propia fragmentación. La siguiente pieza de esta colección obedece afortunadamente esta lógica mediante una envolvente danza de velos sonoros que rodean ingrávidos ejes de corrosión creada en una fluctuante distorsión. La uniforme falta de movimientos en este caso hace que cada mínimo detalle crezca en significación; una pieza meditativa que retrae su inherente dulzura relajante para darle el espacio principal al zumbido inevitable del dolor de la cotidianeidad. Ying y yang. Luego, inadvertidamente el cambio se solidifica desde el mismo seno de la inmanencia. Sin notarlo hemos quedado presas ante una pieza que se entendería como progre de no ser por sus resquebrajados bordes y sus ácidos gustillos.
El segundo lado abre amenazante y grandilocuente, atacando octavas crecientes y obliterantes, agotando todo el oxígeno sin tregua, con teclados y guitarras unidas al unísono y repitiendo su ciego ataque hasta hacer una mole sónica de esta pieza. Tras la sublimación extrema del primero, entra un delicado corte de evocaciones pasajeras, de paisajes eléctronicos y vuelos contemplativos que acaba por tornarse en un sueño tóxico, cubierto de niebla e imágenes dispersas. El cierre de la cinta decididamente ofrece lo más logrado del trabajo al completo, con una pieza camaleónica en donde una enfermiza eléctronica toma el control de los instrumentos, despojándolos de sus registros naturales y acercándolos al dominio de las órbitas melodiosas del post rock hasta que una cortina de ruido comienza a cubrir los inciertos senderos de la banda y sólo los abandona para dejarlos en un invención pastoral, con base en una intensa profusión de tonos y colores. Los susurros emergen y la composición nuevamente deja ver la inundación de sus designios. Hacia el silencio, no queda sino la sensación de haber estado absortos, casi desvanecidos ante la presencia de una escultura sónica portentosa. Algo tan grande ha pasado entonces, algo de una naturaleza tan elusiva que difícilmente parece querer dejarnos declarar haber sabido de su presencia. En muchos sentidos, enorme.



Emeralds - Rotating Floor (Wagon, 2007)

Emeralds realizan en "Rotating Floor" un interesante juego de paneos de electrónica abstracta, semi ruidosa postrada frente a una elemental pero persistente fondo/marea de síntesis oscura y circundante guitarra eléctrica. Por momentos, el incipiente rastro del drone principal se ve atrapado en un loop inconstante y casi sin sentido, que, además, posee la deficiencia de haber quedado plantado a muy alto volúmen, evitando que se pueda apreciar el juego en espirales del resto de la instrumentación. Al eliminar la falla, los remanentes son sorprendentemente similares a alguna pieza post-rockera, aunque la negación hacia la progresión afortunadamente previene al dueto de caer de lleno en dicha etiqueta. El cierre de la pieza, con su insistente énfasis en los sonidos eléctronicos oscuros y en constante flujo, remite a algunos de los momentos más espectrales del Tangerine Dream de "Zeit" o de "Alpha Centaury", aunque con una muy evidente inclinación hacia los instrumentos de cuerdas y ciertas persistencias droners.
En "Passage", Emeralds parecen seguir declarando con fervor su amor por la electrónica alemana de los setentas con una introducción en teclados que recuerda a la magia pastoral de Florian Fricke momentos antes de ser interrumpida por ese abuso de loops que da una consistencia tan apabullante y extraña a su sonido. Posteriormente la banda hará llegar un bello juego de teclas, que con su combinación de sonidos naturales y efectos en reversa provoca una sensación de discontinuidad y sueño, un letargo provocado sólo para hipnotizar al escucha y hacerlo entrar a la portentosa crecida a seguir.

Emeralds - Smoke Signals (Wagon, s/n, 2007)

Indescifrable abuso en un delay embotado introduce "Jetstreams", que comienza por sostenerse en el característico teclado de evolución micrométrica y cuya carga de incertidumbre se ve aumentada por una línea de samples intrazables y delirantes. Aquí, contrariamente a lo que ocurre en "Smoke Signals", con su clara preferencia por los ensueños dulces, Emeralds recogen memorias de sueños profundos y grotescos, en una invocación abisal y apesadumbrada envuelta en drones casi guturales y de tintes rituales.
El portento de la octavación y de la variación microtonal se adueña luego de "Awful Chalk" en la cara b, donde las imágenes se instalan y fijan de lleno, vigorosas. La herrumbre desprendiéndose de la guitarra deambulando en el fondo recuerda brevemente a las composiciones en capas de los últimos Swans y a algunos de los trabajos de Glenn Branca; claro, hasta que nuevamente los teclados vuelven a adueñarse del aire por completo, ahora en un giro más ambient y complejo, cercano a la extraña belleza de los primeros trabajos de Growing, aunque optando por la desintegración sin un abandono catártico. (S.S.)

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